EL CRIMEN DE ORCIVAL: ¡Un gran thriller del siglo XIX!

MARTES, 13 DE FEBRERO DE 2018 

El crimen de Orcival

"A la orilla del río, entre juncos y gladiolos, yacía el cadáver de una mujer. Su larga cabellera suelta se desparramaba entre las hierbas acuáticas; su vestido de seda gris estaba desgarrado y manchado de fango y sangre. La parte superior del cuerpo estaba sumergido en el agua, poco profunda, y el rostro hundido en el lodo."

Fragmento de El crimen de Orcival de Émile Gaboriau

Las buenas novelas no sólo se disfrutan, se saborean. El crimen de Orcival de Émile Gaboriau, publicado por la excelente dÉpoca Editorial, es un deleite de principio a fin que conjuga a la perfección lo mejor de la novela policíaca y del género romántico. Grandes pasiones, asesinato, conspiraciones, infidelidades... y una larga lista de ingredientes para crear un gran cóctel de emociones en el lector que se congregan en esta estupenda novela misterio.

Ni conocía a Gaboriau ni había leído nada de él. Sumergirme en tan notable novela ha abierto enormemente mi interés por este autor y su obra. Es un libro inteligente, extraordinariamente escrito, con un ritmo elevado que supera con creces a muchos de los thrillers actuales que copan el panorama literario. Lo que hubiese sido un gran crimen, mayor que el de Orcival, es que una editorial como dÉpoca no la hubiese rescatado para los lectores españoles y de habla hispana.

La condesa de Trémorel es hallada muerta en sus tierras. Las autoridades pertinentes de la localidad quieren cerrar rápido el caso y culpan a los primeros que se le cruzan. El inspector Lecoq, de la Brigada de la Sureté, será enviado a Orcival para poner orden en su caso cuya prematura resolución en nada le convence, así que iniciará su propia investigación; una que lo llevará a remover los trapos sucios de los condes y descubrir la verdad tras un crimen mucho más complejo de lo que las apariencias auguran.

Reitero que he disfrutado y saboreado con gran deleite esta novela policíaca que, a pesar del más siglo y medio que acarrea sobre su espaldas, es una maravilla del género del misterio. Nada es lo que parece y, aunque se nos reta a participar en la resolución del crimen, poco o nada podemo hacer para rivalizar contra el intelecto y técnicas deductivas del inspector Lecoq, un personaje que me ha encantado. 

Muy poco puedo profundizar en explicar más sobre la trama a riesgo de desvelar más de lo debido y estropear el argumento de una obra que bien merece ser descubierta por uno mismo. Sí que puedo decir que se leer rápido, que es adictiva y de lo mejorcito que he leído en mucho tiempo dentro de éste género. Anhelo que más obras del señor Gaboriau se han rescatadas y traducidas a nuestra lengua. 

Advertir, como es costumbre en mí, el magnífico trabajo llevado a cabo por dÉpoca Editorial en el interior y exterior del libro: una gran traducción, maravillosa introducción (que nos permite saber más del período en el que nos movemos, sobre su autor y sobre la propia obra), tapa dura con sobre cubierta, una imagen de portada preciosa, increíbles ilustraciones en el interior, un punto de lectura en tela, un marcapáginas con la imagen de portada y una lámina que reproduce la misma, la cual se puede enmarcar si se quiere.

El crimen de Orcival de Émile Gaboriau es por el momento una de mis mejores lecturas del año. Cuenta con grandes dosis de intriga, misterio, con unos diálogos y una narración magníficas, un ritmo trepidante y un desenlace espectacular. ¡Feliz San Valentín!

Título: El crimen de Orcival

Autor: Émile Gaboriau

Género: Novela Policíaca

Editorial: dÉpoca Editorial

Formato: Papel

Páginas: 452 

Precio: 24,90 € (Papel)

ISBN: 978-84-943634-3-6

Argumento: Se ha cometido un asesinato en los terrenos del Castillo de Valfeuillu, propiedad del conde de Trémorel. Dos cazadores furtivos han encontrado el cadáver de su esposa Berthe sumergido en un cañaveral. Mientras la policía local de Orcival está convencida de haber encontrado a los culpables y da por concluida su línea de investigación, llega un policía especial de la Sûreté de París, el inspector Lecoq, que se hace cargo del caso.

El astuto detective inicia su propia investigación —caracterizada por el constante uso del método deductivo— recolectando pruebas, estudiando exhaustivamente el escenario y las posibles circunstancias del crimen, entrevistando a los testigos y analizando los posibles móviles de los sospechosos.

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